TODA UNA VIDA EN EL TATAMI
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Toda la vida en el tatami
LA GRAN MAESTRO NOA DÍEZ CELEBRA VEINTE AÑOS IMPARTIENDO CLASES DE ARTES MARCIALES, ONCE DE KIHATSU, SU PROPIA DISCIPLINA RECONOCIDA OFICIALMENTE
NAGORE MARCOS
FUENTE: DEIA.COM
FE DE ERRATA: GYM NIVEL3 DE INDAUTXU.
ARTES MARCIALES LA PROTAGONISTA
Toda la vida en el tatami
LA GRAN MAESTRO NOA DÍEZ CELEBRA VEINTE AÑOS IMPARTIENDO CLASES DE ARTES MARCIALES, ONCE DE KIHATSU, SU PROPIA DISCIPLINA RECONOCIDA OFICIALMENTE
NAGORE MARCOS - Lunes, 20 de Enero de 2014
La Gran Maestro Noa Díez posa en el Gym 3 de Indautxu, donde imparte clases. (P. Viñas)
NOA Díez (Burgos, 1978) vive deprisa. Llega pronto a todo. Pisó un tatami a los seis años sin que lo supieran sus padres y a los 15 impartió su primera clase con voz temblorosa y manos nerviosas. A los 24 fundó su propia disciplina, el Kihatsu, para dar cabida a todos los que quisieran aprender; y cuando cumplió 34 se erigió como la primera mujer en convertirse en Gran Maestro de Artes Marciales, algo como eldoctor honoris causa de una carrera universitaria, cuando lo habitual es lograrlo bien pasados los sesenta. Pero, a pesar de romper las estadísticas con su precocidad, Noa se arrepiente "de no haber aprendido más rápido". Como si fuera fácil mejorar lo que ha logrado. Y es que, recién cumplidos los 35, acumula ya dos décadas impartiendo clases. Once de su propia modalidad. Vamos, toda una vida sobre los tatamis.
Llama la atención que, a pesar de tener seis años, Noa recuerde la primera vez que se descalzó para practicar Artes Marciales: "Lo recuerdo porque fue algo espectacular. Vi las catanas y me enamoré. Fue como un amor a primera vista", explica. Renegó de la gimnasia rítmica y se fijó en Bruce Lee, que protagonizaba un póster de la habitación de su primo mayor: "Me identificaba con él sin saber quién era. Así empecé poco a poco, a escondidas, y con el tiempo tuve claro que era lo que quería. Por lo que puedo decir que las Artes Marciales me escogieron a mí, más que yo a ellas", cuenta la Gran Maestro. Así fue el comienzo de una carrera meteórica que, en algunos aspectos, llega a superar a la del artista marcial chino, referente de Noa.
Y es que la burgalesa afincada en Bilbao consiguió que se homologara a nivel internacional el Kihatsu, su disciplina de arte marcial, a los 23 años, tres antes que el propio Lee. "Se unió que tenía claro que esto no solo era mi pasión, sino que quería dedicarme a ello; y la idea de que la mujer aún no está totalmente integrada en este mundo, en esta filosofía", reconoce. Así, con el Kihatsu, lo que Noa pretende es dejar fuera del tatami todas las desigualdades que se generan en la sociedad: "Aquí da igual el sexo, la raza, la edad... Todos los alumnos somos iguales a pesar de ser una disciplina jerárquica. Mientras que respete y aprenda en clase, todo lo demás sobra", explica Noa.
Fue la primera mujer que logró que su disciplina existiera a ojos de la Federación Internacional de Artes Marciales (Fidam) y también la primera en ser considerada Gran Maestro: "Lo conseguí, entre otras cosas, en una master class en Madrid donde, en vez de cerrarme, decidí que otros maestros de otras disciplinas pudieran enseñar lo que hacen para que los alumnos pudieran de aprender de todo. Por eso, no me considero una Gran Maestra porque aún tengo mucho que aportar y mucho que aprender", dice Noa. Pero lo cierto es que en febrero cumplirá su primer año con el mayor título que puede conseguir. Y aún así no para. Compagina las enseñanzas en su disciplina con clases de defensa personal en empresas privadas entre las que destaca el Gym 3 de Indautxu.
HASTA QUE EL CUERPO AGUANTE Noa Díez ha basado su existencia en una premisa clara: "El tatami es como la vida". Con sus obstáculos y sus recompensas, sus días malos y sus jornadas para el recuerdo. Por ello, a la Gran Maestro le parecen pocos los 30 años -de 35- que le lleva dedicando a las Artes Marciales y no pone límite a su aprendizaje. Lejos, muy lejos, quedó el primer día que, a los 15 años, se colocó delante de una clase para ofrecer su primera lección; y Noa sigue aferrándose a la filosofía que la cautivó desde niña.
"El límite de todo esto me lo pondrá la vida porque, aunque suene grotesco, ojalá muera dando clases en un tatami de vieja. Ojalá que cuando me dé el achuchón, allá por los 90 años, me pille con una catana en la mano", dice la burgalesa. Porque Noa reconoce haber cambiado mucho desde la primera vez que se convirtió en profesora y, evidentemente, mucho más desde que se estrenó sobre el tatami; pero una cosa tiene clara desde el comienzo: ella no dedica su vida a las Artes Marciales, sino que las Artes Marciales son su vida.
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